martes, julio 24, 2012

24/7/2012.- Sobre el incendio de l'Empordà


Permitidme que inserte esta noticia, aunque no es sobre Riópar (y espero que nunca tenga que serlo), por lo que me atañe personalmente y porque creo que puede interesar.




Mi hija Llanos vive en Capmany y tuvieron que salir huyendo con mi nieto y el perro a mi casa en Girona, afortunadamente antes de que cortaran todas las carreteras. 




En la primera foto que pongo se ve desde su terraza como se aproximaba el fuego a gran velocidad impulsado por la Tramontana de 90 Kms/hora.










































Regresaron cuando se reabrieron las carreteras y parecía que el peligro había remitido algo.


 El espectáculo era desolador, el cámping con 75 bungalows y un montón de caravanas y autocaravanas, la fábrica de muebles, todos los viñedos y olivares (Capmany es un pueblo cuya fuente de riqueza se basa fundamentalmente en el vino), y todo el entorno, el pueblo rodeado en su totalidad por restos carbonizados.
Sólo os deseo, y me deseo a mi mismo por la cuenta que me trae, no tener que lamentar algo semejante y doy gracias porque los míos están bien. 


Y yendo al fondo del asunto y del porqué de los incendios forestales, hay expertos cualificados que ya se han manifestado en repetidas ocasiones y desde hace mucho tiempo sobre las causas y medidas a adoptar.
Concretamente os quiero remitir a un artículo muy reciente (por no decir de candente actualidad) de: Jordi Romà, que es presidente del Colegio y Asociación de Ingenieros Forestales de Cataluña publicado en elpais.com


AQUÍ.-  http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/07/24/catalunya/1343117069_792485.html


A la vista de todo ello contemplo esperanzado la posibilidad de aminorar riesgos en nuestro pueblo gracias al almacén de biomasa previsto, que permitirá rebajar la carga de fuego latente en nuestros montes. Al margen de que serían necesarias unas medidas aún más exigentes y dinámicas en cuanto a la gestión de los bosques y residuos forestales y, hasta que todo esto no se materialice, no bajar la guardia y mantener los efectivos de extinción necesarios y en permanente disponibilidad.