domingo, noviembre 16, 2014

16/11/2014.- El certamen Literario de Riópar, ed. XL año 2014

Aunque con retraso quiero poner aquí el Certamen Literario de Riópar en su edición XL. Siento mucho que el sonido no sea bueno, la acústica del local no tiene nada que ver con la de los Jardines de las Fábricas en los que se habían desarrollado las ediciones anteriores y ésta es poco audible. De todos modos recomiendo bajar el volumen y estar muy atentos. Intenté que Vicente Galindo (si no lo hacía él no lo podría hacer nadie) mejorase el sonido pero se le resistió. Yo sé que hubiera acabado resolviendo el problema pero nos lo arrebató el cáncer. Tampoco voy a poder poner en la web los textos de los trabajos premiados porque era ÉL quien los digitalizaba y me los hacía llegar. Como mucho pondré aquí el texto mío, para que se entienda algo, porque lo tengo. Pongo también otro poema que no fue premiado pero que es un homenaje al Certamen Literario en su edición XL ya que dudo llegar a presenciar la edición L y publicarla.


Segundo Premio de Verso:
CRISOL DE LAS AGUAS

Antes que la calamina
en la ladera aflorara,
en recónditas entrañas
criaba el Calar su mina
en mil veneros de plata.

Crisol de ruidos y espuma;
por la boca de Hoyo Guarda
vierte su nívea colada
que bebe la Caldereta
espumosa y agitada
y en su seno se remansa,
toma formas
 y se encalma.

Adoptando mil figuras
el arte vivo que mana
nos regala su frescura
entre rocas y entre plantas
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Antes que Graubner llegara,
la fundición de las nieves
sus hilos ya devanaba,
hilillos finos y leves
y, cayendo de la cueva,
se laminaban las aguas.
Retumbaban martinetes
de reventones y escarchas,
y en el cristal de las charcas
se miraban las montañas
en rutilante reflejo,
caleidoscópico espejo
que embelesa la mirada.
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Antes que el hombre llegara
a abrillantar los peldaños
a fuer de años y pisadas,
el agua ya trabajaba
las rocas con su paciencia
y persistencia espartana,
dando formas a la piedra
como el cincel a una estatua.
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Y antes que homínido enhiesto
inventara la palabra;
todo en Los Chorros cantaba
la melodía encantada,
en lid con los trinos de aves,
con el viento entre las ramas,
y con los céfiros suaves.
Melodía de cascadas
y regatos rumorosos
que cantan por donde pasan.
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Por eso allí se resumen
todas las eras pasadas,
y los trabajos del bronce,
y las voces olvidadas
de aquellos que allí, de jira,
por San Juan se congregaban
en merienda colectiva
y convivencia hermanada.
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Siempre que voy a Los Chorros
mil cosas me cuenta el agua;
yo lo entiendo, pero hay gentes
que no entienden ni palabra
y, aunque miran extasiados,
no escuchan cómo les canta,
y, aunque con ojos abiertos,

no tienen abierta el alma.

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A UN CERTAMEN DE TALLA GRANDE

Quiero glosar desde mi verso breve
que cumples tu cuarenta aniversario,
y aunque el año anterior fue el treinta y nueve
cumplir cuarenta sí es extraordinario

Llegas, al fin, al cuádruple decenio
en el culmen de número redondo,
fomentando las letras y el ingenio
y con Riópar siempre en el trasfondo.

Naces en otro siglo, en los setenta,
de mano de entusiásticos afanes,
plenos de juventud que los alienta,
forjados en verbenas y Sanjuanes.

Vienes al mundo en medio de la Fiesta,
en la noche de reinas y de damas,
tu vagido natal se manifiesta.
Versos y prosas con tu voz declamas.

En el setenta y cuatro, cual Guadiana,
te ocultas y parece que te has ido,
y en el setenta y nueve tu fontana
brota pujante y retornas del olvido.

No conocí tus pasos vacilantes,
ignoraba en tu infancia tu presencia,
ni tampoco los años palpitantes
y turbulentos de tu adolescencia.

En los ochenta, corres cual arroyo,
en los noventa, recio como un río,
y en este siglo sobre ti me apoyo
y despiertas del alma el canto mío.

Te conocí maduro y ya asentado.
Te has hecho adulto al ritmo de los años
y por tus puertas muchos han pasado
para solaz de propios y de extraños.

Ahora ves el ayer desde tu altura,
con un talante plácido y maduro,
avizoras tu evolución futura
y un devenir magnífico y seguro.

Yo espero cooperar en tu andadura
y en la lista de aquellos consagrados,
poder vivir contigo esa aventura
por universos ciertos o soñados.

Quisiera, en fin, poder cantarte así;
desde lo más profundo de mi mente,
en estas nuevas bodas de rubí,
con un poema nuevo y diferente.

Hoy cumples los cuarenta y has crecido,
ahora vistes la talla EQUIS ELE.
Certamen de Riópar, tan querido,
si hay algo que me inquiete y me desvele
es no poder llegar (por eso lloro)
a gozar, como hoy, tus Bodas de Oro.